El sobre sin remite
Había llegado a casa después de la cerveza del medio día. Me encontré en el buzón un sobre que no tenía remitente. Lo abrí y comprobé que era una carta de unos perros. Digo yo que tal vez no se identificaran por miedo a posibles represalias. La carta decía lo siguiente:
Estimado señor: No sabemos si es a usted, el responsable a quien tenemos que dirigirnos. En cualquier caso queremos decirle que no somos los únicos responsables de que algunas calles estén llenas de defecaciones de perros.
El problema, es que nuestros dueños no quieren o les viene mal el andar un poco para salir a las afueras del pueblo donde poder hacer estas necesidades, y que las calles continúen limpias.
Los más viejos, recordamos lo que nos contaban nuestros abuelos. Decían que en sus tiempos de jóvenes, esto no sucedía normalmente, ya que su faena era acompañar a sus amos en las tareas del campo, para guardar el ato y los aperos que no gastaba. El viaje lo hacían andado o corriendo detrás del carro. Algunos lo hacían subidos en el remolque de las mulas mecánicas.
En cualquier caso, las necesidades de nuestros abuelos las hacían en el campo y como se trabajaba la tierra las heces se escondían al labrar y no pasaba nada, ni nadie protestaba.
Después por la noche, para ir a dormir como no habían coches para mear en las ruedas lo hacían en alguna esquina para marcar su territorio. Y si por alguna emergencia se tenía la necesidad de hacerlo en la calle, al ser de tierra y ser barridas diariamente por las mujeres, que daba como si nada hubiera ocurrido. Así no lo contaban los abuelos y en algunos escritos así se refleja.
Claro que los tiempos han cambiado y nada es como antes: nosotros ahora nos limitamos hacer de compañía. No sabemos si es para ello o para calentar su regazo y rodillas en los días fríos del invierno. Es verdad que ahora nos llevan más al veterinario, que nos alimentan mejor, pero como decís vosotros los humanos no solo de pan vive el hombre. También nosotros tenemos otras necesidades, fisiológicas que queremos hacer en sitios adecuados, donde no molesten a nadie.
Nosotros si que meamos en las ruedas de los coches, en las de nuestro amo no. No porque nos riñen, sin embargo no nos riñen cuando lo hacemos en las ruedas de los coches de los vecinos. Nosotros sabemos que no esta bien, pero en algún sitio tenemos que apoyar la pata.
Todo esto ocurre porque después de estar todo el día dentro de casa llega un momento que tenemos que arañar en la puerta y llorar para que nos saquen porque tenemos tantas ganas que da la sensación de que se nos va a reventar la próstata, y claro nada más salir pasa lo que pasa, lo hacemos en el primer sitio que encontramos, pero la culpa no es solo muestra.
También sabemos que algunos dueños llevan unas bolsas, como si fueran guantes para recoger las cacas de su perro, Otros llevan un recogedorcito con una escoba, y tirarlas en los contenedores y también se barren las calles como lo hacían en otros tiempos, pero siempre quedan algunos tramos que nunca llegan las escobas.
Pero la realidad, es que las gente no tiene muchas ganas de andar después de un día de faena y de compras, lo más que llegan es algunas calles de las afueras donde se concentran gran parte de las heces caninas, las hay de todos los tamaños depende de lo grande que sea el perro que la hizo.
Todo esto lo pagamos nosotros como si fuéramos los únicos culpables. Como si nuestros dueños no tuvieran nada que ver en este asunto.
Llegado a este punto, queremos decirle a usted, o a quien corresponda, que nosotros estamos dispuestos a colaborar, pero sugerimos que hagan unos cursillos de formación con nuestros amos para que de esta forma entre todos tengamos las calles limpias de las cacas de los animales de compañía. Porque si no, llegará un momento que para no tener el engorro de sacarnos a sus horas y limpiar nuestras heces, nadie querrá tener perros y nuestra especie desaparecerá.
Por todo ello, nos despedimos de usted la comisión de perros que hemos hecho este escrito. Y como hemos dicho al principio, queremos estar en el anonimato, por temor a represalias de nuestros amos.
Sin nada más que un cordial saludo de unos caninos dispuestos a colaborar en la limpieza de las calles, deseándoles que pasen unas felices fiestas que es lo que toca.
Firmado
Agosto de 2011
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